Sergio Larrain es uno de los fotógrafos chilenos del siglo XX más reconocidos mundialmente. Sus obras abarcan una vida de viajes, que durante esta exposición hemos podido apreciar enmarcados en 157 fotografías.
Por Catalina Fuentes
"Retrospectiva", se inauguró en el Museo Nacional de Bellas Artes el 28 de Marzo del 2014, desde esa fecha ha encantado a sus visitantes abriéndoles las puertas a nuevas culturas y en el caso de los chilenos a momentos y lugares de su país que muchas veces pasan desapercibidos.
El ojo de Larraín durante su vida de trabajo fotográfico nos transporta a una vista de los niños de la calle que vivían en las riberas del Mapocho, a Chiloé y el sur de Chile, los pueblos del altiplano, Valparaíso, Ovalle y las ciudades europeas.
La magia de las fotografías de Larraín está en el proceso del viaje y como va captando la esencia de cada lugar que pisa. Los pies de Larraín han recorrido cientos de lugares, algunos fueron elegidos por este para ser fotografiados, es por ello que cada fotografía tiene un valor en sí misma por el simple hecho de haber sido seleccionada como un registro que quedara plasmado para siempre. Dicho esto, la fotografía al ser vista por otros adquiere nuevos valores y sentidos, si bien Larraín toma la foto desde su punto de vista, este se transmite y llega al público quien lo procesa y le entrega un valor personal; fundado en los nuevos conocimientos que se adquieren a través de la foto, las sensaciones que entrega, los sentimientos que genera, entre otros.
Las obras de Larraín al mostrarnos realidades y lugares físicos nos permiten encontrarnos con su mirada y con ese momento exacto en el que la fotografía fue tomada. Un minuto que como describe Cartier Bresson es "el instante decisivo".
¿ Cómo llego Larraín a querer fotografiar la bohemia de el puerto de Valparaíso?, ¿por qué se paro en tal o cuál lugar para tomar la foto?, ¿cómo supo en que momento sacarla? ,son preguntas que aparecen cuando se ven las obras de la galería y justamente lo que nos envuelve en la historia de la fotografía y en su contexto.
Larrain se adentra en estos planos jugando con las diagonales exageradas, las profundidades de campo altas y bajas, los contrastes extremos entre la luz y la sombra, la fugacidad de una acción y sus velocidades, lo que unido llega a verse en algunas fotos como un mundo distorsionado y que parece salir de su marco.
La retrospectiva de una vida siempre va a ser algo digno de ser visto o escuchado, son historias, relatos, que plasman nuestro paso por el mundo y su movimiento. La fotografía de Larrain es justo eso, movimiento, proceso, flujo, circulación, de cientos de momentos que nos acercan tanto a su autor como a una pequeñísima parte de la historia del mundo.